POR UNA CULTURA AL SERVICIO DEL PUEBLO

Desde que cursaba estudios secundarios y por el acceso que tuve a la
información, creo que un poco avanzado dentro de mi generación, me llamo
mucho la atención el aspecto del desarrollo cultural en los distintos países y
pueblos. En ese sentido, enfocaba el fenómeno de la cultura más allá del
concepto tradicional que aprendemos en los colegios y que se reduce a la
simple formula “Cultura: es todo lo que el hombre hace”. Para mí al hablar
de cultura nos referimos a un conjunto de elementos, expresiones, facetas,
materiales y espirituales, que identifican el ser social de una Nación o
Estado.
Dentro de este marco algunos países invierten muchísimo recursos en sus
presupuestos para fortalecer su cultura y para ello comienzan teniendo el
cuidado en nombrar a quien dirija la cultura nacional, tenga los méritos
suficientes para poder ocupar esa posición. De igual manera establecen
planes y programas a largo plazo con independencia de quien dirija el Estado
o el pueblo elija para cada periodo presidencial.
En atención al principio anterior se puede observar en países Europeos como
por ejemplo España, Francia, Inglaterra, que los rectores de la cultura son
distinguidas personalidades que de acuerdo a sus ejecutorias nos damos
cuenta que le han dedicado gran parte de su vida a la defensa y preservación
de sus expresiones culturales. En el caso de Latinoamérica resalta a la vista
Cuba, Nicaragua, Bolivia, Brasil, Uruguay y Argentina, cuyos abanderados por
lo menos son académicos, poetas, escritores o literatos con una profusa
producción cultural.
Si revisamos a nuestro querido Panana, no podemos evitar una profunda
decepción en cuanto al manejo de la cultura por parte del Estado. El reflejo
de lo anterior parte, porque los que son nombrado en el INAC en las últimas
cuatro décadas no resisten el análisis de una trayectoria en el campo de la
cultura. No, porque no hayan sido poetas o escritores, pintores o escultores,
sino, porque sus nombramientos responden a un favor político de parte del
Presidente o el partido electo. De igual forma porque desde el punto de vista
presupuestario, la asignación es irrisoria y tan solo alcanza para pagar
planilla, servicios y uno que otro premio. Definitivamente un País en estas

condiciones pierde su identidad como Nación y tritura la Historia y el
progreso de su pueblo.

1 DE NOVIEMBRE 2018
LICDO. EMIDIO A. MANZANE